El destino

No existe ningún destino malo. Sólo existen los destinos. No existe el destino malo, pero tampoco el bueno. En realidad tampoco sabemos qué es bueno y qué es malo. El destino nos atrapa.
La palabra destino es algo completamente indefinido. El concepto de destino o la imagen de destino no encajan de ninguna manera. Es ante ese espíritu –o algo espiritual, algo grande- que está actuando por detrás, que todo tiene el mismo valor, nada se pierde y nadie es mejor o peor o más feliz o más infeliz.
Hace poco leí una poesía de Rilke. Me conmovió profundamente. Se trata de una poesía sobre la muerte. Rilke piensa que la muerte está todo el tiempo presente en nosotros. Ella vive en nosotros.
Ella es una parte de la vida. Pero cuando Rilke aquí habla de la muerte también habla de dios, más allá de lo que esto en detalle pueda significar. Yo ya me referí a esa poesía en un libro, en este nuevo contexto podemos leerla una segunda vez.
Uno hay que toma a todas en la mano,
y corren como arena entre sus dedos.
Elige las más bellas de las reinas
y las hace esculpir en mármol blanco,
aun en la melodía de su manto;
y pone a cada rey con su mujer;
esculpido en la misma piedra que ella.
Uno hay que toma a todas en la mano,
y se le rompen, hojas de mal temple.
No es un extraño, pues vive en la sangre
que es nuestra vida, y zumba y se reposa.
Yo no puedo creer que él haga daño
pero oigo decir mucho malo de él.
Bert Hellinger
Tomado de la revista “Ayuda para la vida diaria Diciembre 2011”
Comments