La fidelidad a la familia es una forma de conducta natural. Todos tenemos lealtades profundas a nuestro sistema familiar, algunas son visibles y están muy a la vista, a la superficie, y otras son invisibles y están muy arraigadas en el inconsciente familiar. Y estas son las que nos pueden mantener atrapados en patrones repetitivos y enquistados.
Todos pertenecemos a un sistema familiar, todos, nos guste o no. Y por amor a nuestro sistema hacemos sacrificios. Y precisamente por eso, cuando hay problemas no resueltos se transmiten a la siguiente generación, para que así sean sanados.
El sistema familiar, que es como un alma superior, busca en el presente la sanación del pasado y que se restablezca el orden. Así pues el descendiente soporta una carga del pasado, sin ser consciente ni comprenderlo.
Para poder liberarte de esa carga es necesario hacerte consciente de esos vínculos personales con familiares, con tus ancestros y con los acontecimientos del pasado. Este reconocimiento tiene un gran efecto sanador para el sistema. Y una herramienta maravillosa para poder resolverlo son las constelaciones familiares, donde se hacen conscientes las dinámicas ocultas en las que estás atrapado, y que marcan y dirigen tu vida, y donde se busca la mejor solución para todos los implicados, dándole a cada uno un lugar bonito y digno dentro del sistema.
Poder ponerse en la piel del otro, con una mirada amplia a todo el sistema y teniendo presente, mirando y reconociendo los acontecimientos que sucedieron, es muy sanador.
Si bien muchas enfermedades se encuentran en disonancia con nosotros, se hallan en resonancia con personas excluidas u olvidadas. A menudo una enfermedad mira hacia una persona excluida. Si junto con esa enfermedad contemplamos al miembro excluido del sistema y le damos un lugar en nuestra alma y en nuestro corazón, la enfermedad cumplió con su servicio, tal vez se pueda retirar.
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