Los Apegos Duelen
A veces se piensa que hay situaciones que se deben salvar porque son parte importante en la vida, puede ser que algunas de estas circunstancias sí hayan sido realmente vitales en algún momento por el aprendizaje que se necesitaba en ese instante porque en alguna vez funcionaron o se tuvo la ilusión de que así sería. Existen relaciones inestables e insostenibles, trabajos que ya no satisfacen, casas casi derruidas donde se siente uno a disgusto, actitudes autosaboteadoras y artículos que ya no son funcionales y que no se desechan o no se terminan por miedo a sufrir la crisis, aceptar la pérdida, elaborar el duelo o cambiar a algo nuevo, aún cuando eso suene prometedor. El temor a soltar viene del apego, una persona se puede dar cuenta perfectamente que el cíclo se ha cerrado, que ya no hay nada que hacer, pero el ego le dice que soltarse, permitirse avanzar puede ser peligroso porque no se sabe sí se tendrá éxito con lo que se emprenda al cerrar esa puerta. Cuando se cae en cuenta que algo está por romperse, aferrarse debido a los apegos, al orgullo o al temor; termina siendo la forma más pobre de enfrentarse a las crisis naturales de la vida. Las cosas y las relaciones no necesariamente son eternas, cuando pueden serlo, es maravilloso sólo que no siempre se puede y en caso de no serlo, lo más sano es dar vuelta a la página. He sabido de casos donde parejas que definitivamente ya no se aman, se quedan años juntos sólo porque les interesa la opinión ajena, porque los hijos no sufran de la separación, por no perder privilegios económicos, por miedo a no encontrar otra pareja posteriormente o quiza por el temor a sí encontrarla y seguramente habrá algunas otras justificaciones por las cuales puede un matrimonio continuar aún en malestar. Escuché el caso de una señora mayor que no deja su casa que le cobran de renta congelada muy poco dinero pero que ahora como quieren sacar a los inquilinos los han dejado sin agua y requieren de salir a cargar cubetas para poder cubirir esas necesidades. La persona en cuestión tiene una pensión considerable que le daría para comprar una casa en una buena zona y vivir cómodamente por el resto de su días con su pensión vitalicia pero no lo hace porque no quiere quedarse sin dinero y le da temor no poder sostenerse y porque además le tiene cariño a ese lugar donde ha pasado muchísimos años de su vida. Algunas personas argumentan que puede ser devastador y se niegan a pasar por un momento de tristeza, angustia, dolor y desesperación por lo que continúan en algo insano que resulta autodestructivo, se siente dolor, desesperación y malestar en general de todas maneras e incluso se sabe que el momento final llegará en algún momento porque es inevitable, sin embargo, no se sueltan por ese temor. Si de todos modos se va terminar, romper o hay que cambiarlo ¿No sería mejor hacerlo ahora mismo? Alguien me dijo que cuando suelta muchas de sus actitudes negativas se siente ligerita y que ha resultado un tanto difícil de manejar para ella por lo que regresa constantemente a sus pensamientos y actitudes controladoras y autodestructivas. Hago la analogía a cuando duele una muela y no se va al dentista porque se tiene temor al dolor, intenso pero inmediato, de la curación necesaria, por tal motivo se aguanta meses y meses de dolor quiza suave pero constante. Algunas veces puede ser por temor a ese dolor intenso y otras a que se vaya el suave y constante que nos mantiene en autocastigo y en ocasiones hasta en estado de martir o victima. Soltar duele…no hacerlo…suele doler más. Psic. Claudia Hernández Macías
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