"Si sos neuròtico que sea con SENTIDO!"
Ese nudo que, por más que le damos vueltas, parece no poder desatarse jamás.
Ese error que repetidamente cometemos, por más que tomemos todas las precauciones de intentar controlarnos.
Ese rasgo que reaparece como el fuego de un bosque que creímos apagar, y se re-incendia periódicamente…
Esa dificultad interna, si nos ubicamos de un modo inteligente ante ella, podría ser que terminemos bendiciéndola.
Pues es gracias a ella que, quien se atreve a no buscar la causa afuera (los demás, el “destino” mal entendido, la suerte adversa…), comienza a hurgar dentro de sí, ya no por devaneos intelectuales, sino porque le urge. Y, urgiéndole, no se adormece: busca. Y, buscando, yerra.
Yerra y acierta, para ir encontrando.
¿Encontrando qué?
Su verdadera identidad.
La Psicología Transpersonal toma de antiguas Tradiciones de conocimiento lo que algunos académicos se atrevieron a abordar hacia fines del 1800 y principios del 1900. Uno de los principales, claro, es el psiquiatra Carl G. Jung.
El definió la neurosis (ese nudo que nos exige des-nudarnos) como un desacuerdo esencial consigo mismo: nuestra real naturaleza, nuestro Sí Mismo, necesita ser escuchado, y, como lo desoímos, el Inconsciente, en procura de que establezcamos un diálogo con él, genera distintos mensajes: sueños, problemas orgánicos, extrañas sincronicidades y… síntomas anímicos.
El síntoma es un pedido de auxilio de lo más sano de sí, que necesita de nuestra atención, porque se está asfixiando.
Así, una parte viva, nuestra, clama por ser desenterrada de entre los escombros.
Jung decía que necesitamos establecer contacto con esa parte de sí, porque sólo recuperándola encontraremos el Sentido. La neurosis más profunda es ésa: la neurosis de Sentido. Y no desistamos nosotros, que no renuncien esas partes nuestras a hacerse oír hasta estar seguras de algo: que estamos haciendo lo posible para sacarlas de lo hondo, sanas y salvas.
Sólo así dejamos de repetir, de estar anudados, de generarnos
infelicidad. Escuchemos cómo lo dijo el mismo Jung:
“Yo no busco la causa de una neurosis en el pasado,
sino en el presente.
Pregunto: ¿Cuá es la tarea esencial que el paciente no realiza?
No basta con saber la causa del pasado:
la neurosis es un acto fallido de adaptación a nuestra real vida.”
“Yo mismo he conocido a más de una persona que debía
todo su provecho y razón de vivir a una neurosis,
que le evitó locuras mucho peores
y le forzó a un nuevo modo de vida
que desarrolló sus valiosas potencialidades.
Éstas podrían haber sido ahogados si la neurosis,
con mano de hierro, no las hubiera conducido
al lugar a donde realmente pertenecían para desplegar su destino.”
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